Tengo el corazón preparado. Lo palos y las piedras los pones tú.
Está desprotegido, sin cadenas ya. Ni murallas. Has conseguido irrumpir en él y ahora puedes destruirlo desde dentro.
Está en tu mano, un golpe y cambiarlo todo. Un golpe seco, o mil impactos pequeñitos, que duelen lo mismo pero prolongan más la agonía.
En el fondo da igual.
Rómpelo. Destrúyelo y luego recréate en tu obra.
Vente, y juntos podremos observar, si quieres, las ruinas de este artefacto idiota que ahora late por ti.
Al fin me deja.
ResponderEliminarLa verdad que firmo pero no te voy a decir nada que no te haya dicho ya antes.
Lo has vuelto a hacer, es terriblemente bonito <3