lunes, 28 de noviembre de 2011

Barcelona es una ciudad que lleva gritando mi nombre desde la primera vez que puse un pie en ella, y durante demasiado tiempo me he estado preguntando si no debería haberle hecho caso, si no debería haber acudido a su llamada, huyendo de un lugar que se me quedaba pequeño.
Es ahora, cada vez que estoy entre tus brazos, cuando sé que no me he equivocado. Que el aire que necesito respirar está aquí, muy lejos de la Ciudad Condal, y que nadie, entre su millón y medio de habitantes, podría sustituirte.
Me imagino allí llorando sola, y me faltas tú secándo esas lágrimas hechas de tequieros que de vez en cuando, cada vez que lo que siento me desborda y toda palabra se queda corta, me bañan las mejillas.
Aquí lloro contigo, lloro de felicidad, y tus labios y tus manos son el mejor y único consuelo.

Tú también oíste a Barcelona gritarme, ¿verdad? Por la ventana. Aquella mañana que aún era verano, pero parecía otra vida. Pero no le hicimos caso. Algo más importante se estaba gestando entre nuestros arrítmicos latidos. Y el resultado de aquello es lo único que me importa ahora.

Barcelona estará siempre ahí para mí, para el día en que decida visitarla y disculparme por haberme marchado sin decir adiós.


Right here, right now.

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lunes, 21 de noviembre de 2011

·Bittersweet mornings·

Muchas veces dejo trocitos de mí en el café por las mañanas. Algún pensamiento dulce, un par de medias sonrisas, remuevo, y me ahorro el azúcar.
Lo tomo deprisa, pero lo asimilo despacito. Que el tiempo vuela, pero yo no.
Y salgo al frío y la soledad de las calles, a esas horas en las que puedo oír incluso mis propios latidos, arropada únicamente por el calor de ese café edulcorado a base de este corazón de gominola que, aunque volátil, a mí me sirve.


Taste me, drink my soul.